La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación Robert Louis Stevenson

jueves, 13 de junio de 2013

La ballena y el reactor


Tenemos la plena convicción de que el desarrollo tecnológico de los últimos años nos ha ofrecido algo que abre un nuevo mundo de posibilidades a nuestro poder de elección. Todos tenemos una opinión más o menos formada ya sea a favor o en contra de este acontecimiento. Lo que subyace en la obra de Langdon Winner es el uso de determinadas tecnologías en nuestro mundo actual: ¿Cuáles tecnologías son las mejores para nosotros y por qué? Es una pregunta que sin ninguna duda desemboca en un debate político, de hecho Winner relaciona democracia y tecnología. Los desarrollos en el campo de la tecnología son objeto de la opinión pública, tal es así, que un sector concreto de la población que tenga conocimientos sobre el nuevo desarrollo llevado a debate hasta el punto que tengan la razón tanto si quieren invertir en ella como si no. Hemos visto que en las entradas anteriores hablábamos de ciertos acontecimientos en los que había una minoría que se estaba lucrando con el fenómeno que tratábamos. Esta ocasión tiene un efecto similar, y es que Winner desarrolla un matiz más, explicando la relación entre el espacio físico y el artefacto que se está desarrollando. Por ejemplo, un molino de viento para producir energía eólica está situado en un espacio en el que no es necesario contar con un cuerpo de agentes de seguridad, nadie puede utilizarlo perjudicialmente. Sin embargo, en una central nuclear se necesita un grupo de agentes de seguridad especialmente preparado para ello. La central nuclear cuenta por tanto con un poder que otras energías no poseen. En cuanto a la informática debemos hablar del software libre y su oposición al que está comercializado. Tenemos la opción de utilizar el libre dejando a la gente que está preparada en estos asuntos la posibilidad de  hacer mejoras, sin embargo el comercializado no sólo vende el producto a un precio desorbitado sino que imposibilita su renovación para volver a pagar en unos años otro precio, seguramente más alto por las mejoras añadidas por los creadores del software. Una vez más vemos que hay un sector de la población que se está lucrando con algo que debería ser compartido por todos sin ningún tipo de limitación más que la propia naturaleza del hombre.

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