El punto de partida de “El
caballo de Troya al revés: diseño de una estrategia ética en la sociedad
tecnológica” es la constatación de que la tecnología ha ocupado el papel
central que en la modernidad tenía la ciencia y todas las dimensiones de la
sociedad se hayan atravesada por ella. El artículo pretende analizar sus
consecuencias en el plano epistemológico y ético. La racionalidad propia de
esta época, frente a la científica de la modernidad, será una racionalidad
tecnológica, que no se pregunta ya qué son las cosas sino para qué. Una
racionalidad tecnológica busca producir productos que resulten útiles, herramientas
que transformen la realidad según el fin que les otorguemos. Esta racionalidad
pragmática invierte el esquema de clásico de conocer primero las cosas y luego
sus aplicaciones. Un rasgo fundamental de la racionalidad tecnológica es su
deseo de expandirse siempre más, con la meta de controlar todos los aspectos de
la realidad. Llegados a este punto de extrema pragmaticidad y utilidad, ¿Cuál
tiene que ser el papel de la ética? La opción de usar la ética para poner freno
a la tecnología es indeseable, puesto que un enfrentamiento acabaría con la
ética dada la dimensión de expansión constante de la técnica. Las éticas de la
modernidad, donde Kant y su concepto de deber funcionan como perfecto ejemplo,
se muestran demasiado intelectualistas y contraponen la ética a la felicidad,
basando la ética en ciertas ideas teóricas que se aplican a la práctica. Este
es el esquema que la tecnología invierte y, por lo tanto, si la ética quiere
sobrevivir necesita adaptarse a él, esto es, partir desde lo pragmático y no desde
lo teórico. Aquí entra la metáfora del
caballo de Troya; la ética tiene que entrar al juego de la tecnología,
mostrando sus vertientes más pragmáticas. Habría que centrar la ética en las
categorías de interés y conveniencia, desde las cuales trabajaría en común con
la tecnología. De esta manera el texto
presenta la idea de solidaridad, en cuanto no es conveniente a largo plazo una
desigualdad extrema ya que se volvería en contra de los privilegiados, que no
podrían continuar su expansión tecnológica.
El análisis llevado a cabo en el artículo me parece bastante
lúcido, sobre todos en las partes que se refiere a las formas de pensar de la
sociedad (en especial en lo relacionado con la libertad). Pero me parece que en
el momento de introducir valores éticos en cuanto útiles para la sociedad cae
el mismo en un intelectualismo, al considerar que son útiles desde una
perspectiva racional y no pragmática. Porque si tiene en cuenta que esta
sociedad tecnológica tiene beneficiarios (cosa que no hace y es evidente que es
así) con sus intereses, podríamos preguntarnos, aquí lo hacemos retóricamente,
que intereses pueden tener en algo así como una justicia social, cuando su
papel tiránico les ha generado en la práctica muchos más beneficios.
Carlos Pintado Mas
No hay comentarios:
Publicar un comentario