
Las
épocas históricas no se pueden diferenciar en un hecho aislado, hay que tomar
la perspectiva a la hora
de estudiar la historia de un conjunto en el que
jugarán su papel esferas como por ejemplo la cultura o la ideología. El
agotamiento de las condiciones de posibilidad de un estatuto ideológico creado
en un momento concreto trae consigo la crisis histórica. Llegados a este punto,
la sociedad se encuentra náufraga y perdida en el acontecer vital. Hemos
llegado a una época en la que los valores del pasado han sido superados pero, sin
integración de algún tipo. Los nuevos valores, subsumidos a la pragmática, han
desbancado los anteriores sin que se aprenda de ellos. El aprender de los
errores ha dejado de ser la técnica para poder desarrollarnos como seres
humanos en el curso histórico universal. Somos la época que está padeciendo el
avance globalizador y su consecuente interculturalidad, es cada vez más fácil
imaginarse el día a día de una persona en el continente vecino y esta enorme extensión
ha traído consigo que no seamos capaces de imaginar las consecuencias últimas
de nuestros actos desde el tiempo y lugar en el que los acometemos. El cambio
que no es sólo cuantitativo, sino también cualitativo ha traído la complejidad
como categoría ontológica estructural. Es un cambio que ha generado la
aparición de nuevos valores e incluso se han dado importancia a valores ya
presentes que estaban sumidos en el olvido colectivo. Pero la línea que define
el conglomerado axiológico de nuestra época es el pragmatismo, el aquí y el
ahora, lo queremos todo, bien hecho y de la manera más inmediata posible.
Dentro de esta dinámica, la ética se encuentra con un vasto campo en el que
trabajar pero, la inmensidad del problema y su complejo entramado da cuenta de
que ha de empezar por algún sitio, ¿pero cuál? Hay exigencia de pragmatismo,
necesitamos un proyecto que resuelva nuestros conflictos (internos y externos),
que nos ayude a tomar decisiones y posibiliten la progresión de nuestro propio
proyecto existencial. La técnica más socorrida podría ser la lucha contra todo
este problema, el oponerse a ello y un intento de sustitución, derrocamiento de
los valores que nos han llevado a esta penosa situación. Lo que propone el
autor es otro método. Ofrecer al hombre la ética como solución a sus problemas,
si el hombre pragmático y tecnológico ve en la ética valores de su interés y
que le incumben y convienen, la ética será presentada como método dentro de su
quehacer vital. Se estaría respetando la autonomía del individuo desde dentro
sin ser algo externo a la mentalidad pragmática. Es un caballo de Troya al
revés porque no busca la destrucción del sistema presente, sino la construcción
de lo más próximo de cara al futuro cuidando los cimientos de la época
histórica venidera.
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