La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación Robert Louis Stevenson

viernes, 14 de junio de 2013

El caballo de Troya al revés


Ramón Queralto apoyando la globalización pretende introducir la esfera ética en una sociedad tecnológica que engendra una racionalidad tecnológica sin valores estrictamente morales. Nos muestra un panorama general de un mundo que ha incorporado un nuevo sector económico más influyente a nivel mundial que cualquiera de los tres sectores tradicionales (agricultura, ganadería y pesca, industria y servicios). Podría considerarse dentro del segundo, pero trasciende a las pequeñas fábricas del primer capitalismo por constituir la empresa de alcance global. En un mundo así, por lo tanto, según Queralto hay que dejar de lado la ética kantiana “para héroes”, pues se interpone a la consecución de la felicidad del s.XXI, que tampoco es asimilable a la de la Grecia clásica. Por otro lado hay que distinguir la razón tecnológica de la instrumental, pues mientras que la segunda se limita a ser un instrumento ocasional la que aquí nos ocupa la poseerían los individuos de forma innata y estaría presente en todas sus actuaciones; por eso la llamaría “mediación antropológica básica”. De ahí la necesidad de ligarla a unos valores éticos de su misma naturaleza. La “ética de la eficacia” encajaría perfectamente con los criterios económicos de eficiencia productiva, pues es pragmática y no se centra en una teoría idealista. Contra las objeciones, enuncia que se trata de un “riesgo calculado que no lleva al reduccionismo”. Por último declararía que de esta ética se derivan los valores de justicia e igualdad y de esta manera los derecho reconocidos quedan justificados. Y como valor fundamental se eleva la solidaridad, pues es el que asegura la harmonía entre personas unidas por el mercado global que se encuentran a kilómetros las unas de las otras. Ahora bien en un mundo dividido en países superiores e inferiores, dominantes y dominados o acreedores y deudores no es posible implantar esta política solidaria de valores eficientes.

Paula Villar Hernández






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