La primera pregunta que debemos hacernos acerca de los
bancos es la siguiente: ¿cómo es posible que entidades de tan corta existencia
hayan tenido tal evolución que les haya permitido llegar a la actual
envergadura? El documental “Inside Job” nos expone críticamente las estrategias
de intromisión y evasión de responsabilidades sociales estipuladas por una
política que se acaba rindiendo a la infalibilidad de la corrupción como
estrategia más poderosa. El paso de una política de reconstrucción de los daños
provocados por el Crack del 29 que vigilaba de cerca los pasos de las pequeños
depósitos bancarios prohibiéndolos efectuar la inversión de riesgo
con el dinero de sus clientes, a la desregularización total y el
desdibujamiento de límites de actuación de este tipo de bancos, marcaría el
comienzo de la era del imperialismo bancario. La desregulación que tuvo
comienzo con Reagan y se consolidó con el gobierno del presidente más popular
de los últimos años de la historia de EEUU, Bill Clinton, fue la que abrió las
puertas a la cadena de bursatilización. Este sofisticado proceso, en primer
lugar, hace como por arte de magia que la hipoteca se convierta en bonos CDO
que son puestos en venta y tiene como objetivo que el banco no pierda si su
cliente finalmente no realiza los pagos. En segundo lugar, la despreocupación
provoca que se lancen las hipotecas subprime que endeudan a las personas y a
las generaciones de sus generaciones. Como resultado de este delirio en años de
prosperidad los bancos sufren una quiebra monumental en el 2008 y piden el rescate
a los gobiernos. Y esto no es otra cosa que la emisión de deuda pública para
que, con los impuestos de los ciudadanos, pueda eliminarse, y así potenciar el
crecimiento del país. El documental denuncia a modo de introducción este
derrumbe de piezas de domino, que en último término afecta a la que representa
a la población inocente, para entrar en profundidad en las mayores injusticias
cometidas relativas al enriquecimiento de los directivos bancarios y su
ambiente fértil. Esto es, en el mayor periodo de ganancias estos personajes ganaban
más del 30% (que se traduce en unos 4 millones) y tras la quiebra mantienen su
puesto y salario. Ahora bien, esto solo ocurre con los bancos más grandes que
tienen poder para comprar otros más pequeños y derecho concedido a ser
rescatados. Nos conduce así a la conclusión de que la quiebra se impone como
necesidad para la ampliación de capital de las empresas, compartido, eso sí,
con los miembros del gobierno, pues aquí llega el momento estelar del “fairy
tale”. Y dice así: los directivos de empresas son los asesores del gobierno que
respaldan estas actuaciones, y en un segundo escalón de la sociedad así
conformada son los profesores de universidades que colocan el veneno en la boca
de la sociedad para reactivar este círculo de reencarnación. Mientras tanto en
la base de la pirámide se encuentra la primera generación de jóvenes que
disponen de menos posibilidades económicas que la anterior. Estamos hablando de
involución y recortes tortuosos peores que la guillotina.
Paula Villar Hernández
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