El primer error que presenta la idea de ética de Queraltó es
querer introducirla en el mundo actual y adaptarlo a él, y encima, por la razón
de que la sociedad busca el pragmatismo
y, por tanto, la ética no satisface sus necesidades o intereses. Precisamente
es en esta época de tanto pragmatismo, egocentrismo y en la cual cada vez más
la gente mira por sus propios fines por lo que la ética debe ser algo externo,
superior, inamovible y ajeno a las circunstancias de cada momento, que fije
unos valores y actos universales correctos más allá de lo que sea práctico y no
puede quedar sujeta a los intereses y valores propios de cada persona, siendo
estos infinitos y pocas veces comunes a los de otros individuos, para que la
ciudadanía conozca en todo momento lo que está bien y lo que está mal, fuera ya
de que luego cada individuo esté de acuerdo con los principios éticos y los
valore más o menos. Así, la ética se convierte en el aliado que tenemos para
denunciar las malas acciones, las injusticias, abusos o incluso en un plano más
bajo y pueril la estupidez de determinados individuos. Mientras que si la ética la considerásemos según
la idea de Queraltó como una “mejor razón” y no una “verdad moral”
desaparecería lo bueno y lo malo y pasaríamos a un bueno y malo según las
circunstancias y como estas serían las de los respectivos individuos, siempre
todo estaría bien y nadie podría denunciarlos porque nadie comparte las mismas
circunstancias, por tanto, no es que la ética fuese inútil, sino que
directamente no existiría o se dividiría en la ética de cada uno, pues cada
cual actuaría según sus valores.
Por otro lado, la idea de la “equidad de valores” la
considero absurda pues, ¿cómo van a tener todos los principios éticos o valores
la misma importancia?¿Cómo podría valer lo mismo ganar dinero que ayudar a la
gente?¿Cómo va a valorarse igual vestirse de determinada manera que
respetar?¿Cómo se iba a castigar de igual manera a quién se salte un semáforo
que al que mata y roba la vida de una
persona? Por supuesto que debe haber una jerarquía de valores, de hecho, en el
mismo artículo el autor se contradice, pues aunque habla de la “integración
armónica de los valores” también habla de la necesidad de que exista un “nicho
axiológico”, que se entiende como unos valores fundamentales que están siempre
en multitud de ocasiones, por lo tanto, ya no existe ni “equidad de valores” ni
“integración armónica de valores” ni estupideces eufemísticas, sino que existe
ya una jerarquía aunque sea más sencilla pero siempre con unos valores
fundamentales por encima del resto.
Por último, el error más básico y elemental que veo a esta
idea es el de la convergencia entre la ética y los intereses de cada individuo,
ya que, si esto sucede, no podríamos hablar de una sociedad mejor, más
solidaria, más respetuosa y tolerante. No. De hecho, podría decirse todo lo
contrario, que se trata de una sociedad ruin, mezquina, egoísta y deleznable
pues sus ciudadanos no se respetarían, ayudarían y cuidarían entre ellos
altruistamente y por el mero hecho de que es lo correcto y lo que hay que
hacer, sino porque les interesa y conviene y, por tanto, este estado ideal
desaparecería en el momento en que vuelvan a modificarse los valores e intereses
de la sociedad actual.
Mario Sanz Gutierrez
Mario Sanz Gutierrez
No hay comentarios:
Publicar un comentario