La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación Robert Louis Stevenson
jueves, 13 de junio de 2013
España, la crisis y la doctrina del shock
La tesis principal de la Doctrina del shock, reducida a sus elementos más básicos, es que el capitalismo aprovecha de las situaciones más dramáticas para imponer sus políticas liberales y perjudiciales para gran parte de la población. En este artículo me interesa considerar el caso español, tomando la crisis como un shock que posibilita la puesta en práctica de medidas liberales. Desde luego que la situación española le daría a Klein más que de sobra para un libro. Lo primero que se necesita es crear un estado de miedo, de shock. En la obra de Klein encontramos catástrofes naturales o golpes de estado. Una crisis económica, si se plantea en términos correctos (para esos intereses, se entiende) puede perfectamente crear un estado de shock. Pensemos en el discurso oficial sobre la crisis. El discurso oficial ha hablado de la crisis como un mal de fuerza mayor, imprevisible y del que no parece haber ningún culpable. Era por lo tanto un shock externo y hacían falta soluciones que parecían, por lo inintelegíbles, mágicas. El discurso tiene un carácter excluyente, en el sentido de que las soluciones no se espera que lleguen por parte de sujetos colectivos, como la ciudadanía, sino de comités de expertos y demás tecnócratas. En ningún momento se han explicado con precisión las causas de la crisis, lo más que hemos oído son vaguedades ("Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades").Las medidas económicas de ajuste, de corte neoliberal, se han presentado, por parte de los gobiernos de turno, como la única solución posible. No importaba que las pruebas empíricas (casos de Portugal, Grecia, Irlanda y, fuera de la UE, Japón) demostraran claramente que no solucionaban nada. Pero una vez generado el estado de shock lo demás no importa. Lo primero, las explicaciones. Nadie ha justificado estas medidas, los gobiernos dan por hecho que tienen el poder de sacarlas adelante, pese a que sus programas, aquello por lo qué los ciudadanos los votaron, no dijeran nada al respecto. Segundo, las absolutas evidencias de que las medidas no funcionan. Cuando esto ocurre el discurso que se sigue suele ser algo tan básico como "Es que son cosas muy difíciles y esto no es flor de un día". En conclusión, la crisis española y sus intentos de soluciones encajan dentro del esquema de análisis propuesto por Klein. Pérdida de democracia, fuerte ideologización de medidas que se presentan como neutras y aumento de beneficios de sectores muy restringidos y, ya de antemano, privilegiados.
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